Desde la antigüedad se conoce el poder benéfico del baño y las duchas herbales. El agua tibia volatiliza los aceites esenciales al aire y facilita la dilatación de los poros de la piel para que los principios activos de las hierbas puedan penetrar en el organismo con mayor facilidad, ya sea a través del sistema olfativo-respiratorio, o a través de la piel.